Preguntas frecuentes sobre las vacunas
Revisado por: Elana Pearl Ben-Joseph, MD
¿Qué hacen las
vacunas?
Las vacunas funcionan preparando al cuerpo para combatir enfermedades.
Cada vacuna contiene un germen muerto o debilitado (o partes de él) que causa
una enfermedad en particular.
El cuerpo practica la lucha contra la
enfermedad fabricando anticuerpos que reconocen partes específicas del germen.
Esta respuesta permanente o duradera implica que, si alguna vez alguien se
expone a la enfermedad real, sus anticuerpos ya estarán preparados y el cuerpo
sabrá cómo defenderse, de modo que no contraerá la enfermedad. Esto se llama
inmunidad. El proceso a través del cual las vacunas crean inmunidad recibe el nombre de inmunización.
Desde el inicio de las vacunaciones
generalizadas en EE.UU., los casos de enfermedades infantiles que eran
frecuentes en el pasado, como el sarampión y la difteria, se han reducido
drásticamente. Las vacunas han protegido a millones de niños de enfermedades
peligrosas y han salvado miles de vidas.
De hecho, algunas enfermedades son tan poco frecuentes hoy en día que
los padres a veces se preguntan si las vacunas siguen siendo necesarias. Pero
la mayoría de las enfermedades que se pueden prevenir con vacunas todavía
existen en el mundo, incluso en EE. UU., aunque ocurran con poquísima
frecuencia
¿Se debilitará el sistema inmunitario de mi hijo al depender de una vacuna?
No. El sistema
inmunitario fabrica anticuerpos contra un germen, como el virus de la varicela, independientemente
de que se exponga a él de forma natural o a través de una vacuna. Vacunarse
contra una enfermedad no debilita la respuesta inmunitaria ante otras
enfermedades.
¿Es posible que la vacuna le cause a alguien la misma enfermedad que
trata de prevenir?
Es imposible contraer la enfermedad a partir de cualquier vacuna
fabricada con virus o bacterias muertos o solo con partes de virus o de
bacterias.
Solo en las vacunas preparadas con virus vivos debilitados (también
llamados atenuados), como las de la varicela o el sarampión, las paperas y la
rubéola, existe la posibilidad de que el niño desarrolle una forma leve de la
enfermedad. Pero casi siempre de mucha menor gravedad que la enfermedad que el
niño habría contraído si se hubiera contagiado con el virus real. De todos
modos, estas vacunas pueden causar problemas en niños con sistemas inmunitarios
debilitados, como los que está recibiendo tratamiento contra el cáncer.
El riesgo de contraer enfermedades a
través de las vacunas es muy reducido. Una vacuna elaborada con virus vivos que
ya se ha dejado de utilizar en EE. UU. es la vacuna oral contra la poliomielitis (VOP). El éxito
del programa de vacunación contra la poliomielitis permitió reemplazar la
vacuna oral por la vacuna
de virus inactivado, que contiene una forma inactiva del virus. Este
cambio significa que los niños vacunados contra la poliomielitis en EE. UU. no
pueden contagiar la enfermedad. Sin embargo, en muchos países aún se usa la
vacuna oral contra la poliomielitis con gran éxito en la reducción de casos a
nivel mundial.
¿Mi hijo necesita vacunas si el resto de los niños de la escuela están
inmunizados?
Es cierto que las probabilidades de que un niño contraiga una enfermedad
son bajas si todos los demás están vacunados (inmunizados). Pero su hijo
también se expone a personas que no pertenecen al ámbito escolar. Y, si una
persona se plantea saltarse las vacunas, existe la posibilidad de que otras
personas se estén planteando lo mismo. Cada niño que no se vacuna ofrece una
oportunidad más de propagación a las enfermedades que son altamente
contagiosas.
Si bien las tasas de vacunación en Estados Unidos son bastante elevadas,
no existe una forma segura de saber si todas las personas con las que su hijo
está en contacto han sido vacunadas. Esto es especialmente cierto ahora que
tantas personas viajan de un país a otro. Durante un viaje, una persona podría
estar en contacto con personas que hayan recibido la vacuna oral contra la
poliomielitis en otros países, y esto puede ser un riesgo para cualquiera que
no haya recibido todas las vacunas contra la polio. Por lo tanto, la mejor
forma de proteger a sus hijos es a través de las vacunas.
¿El hecho de que mi bebé reciba tantas vacunas al mismo tiempo lo puede
perjudicar?
Los bebés tienen sistemas inmunitarios mucho más resistentes de lo que
usted cree y pueden combatir muchos más gérmenes de los que les inyectan en las
vacunas. De hecho, la cantidad de gérmenes que contienen las vacunas son tan
solo un porcentaje reducido de los gérmenes que el sistema inmunitario de un
bebé debe combatir cada día.
A veces, los niños pueden tener una reacción a una vacuna, como un poco
de fiebre o sarpullido. Pero el riesgo de tener reacciones graves es muy
reducido en comparación con los riesgos de las enfermedades, generalmente
graves, que las vacunas permiten prevenir. Además, las reacciones graves no
ocurren porque los bebés reciban varias vacunas a la vez.
Ha habido mucha investigación y mucha
reflexión para elaborar el calendario
de vacunación que utiliza la mayoría de los médicos y, una y otra vez, se ha comprobado
que es seguro. Aun así, algunos padres escogen calendarios de vacunación
alternativos (separando o "espaciando más" las vacunas) porque están
preocupados por la cantidad de vacunas que reciben sus bebés en cada revisión
médica. En realidad, actuar de esta forma aumenta las probabilidades de que el
bebé se enferme. Los estudios indican que muchos bebés que siguen calendarios
de vacunación alternativos nunca se llegan a poner todas las vacunas que
necesitan.
Además, seguir un calendario de vacunación alternativo puede convertirse
en una verdadera complicación. Espaciar más las vacunas para que se las
administren a su hijo en varias visitas significa que usted deberá llevar más
veces a su hijo al médico y que a su hijo le tendrán que poner inyecciones más
a menudo.
¿Por qué debo exponer a mi hijo a un pinchazo doloroso si las vacunas no
son eficaces al cien por cien?
En medicina, solo unas pocas cosas tienen una eficacia del cien por
cien. Pero las vacunas se encuentran entre las armas más potentes que tenemos
contra las enfermedades: tienen una eficacia de entre 85% y 99%. Reducen
considerablemente el riesgo de que su hijo contraiga enfermedades graves (sobre
todo, cuanta más gente se vacuna) y disminuyen las probabilidades de que las
enfermedades arraiguen en una población.
A un padre o a una madre, les puede
resultar difícil ver cómo pinchan a su hijo, pero este dolor de breve duración
no es nada en comparación con el sufrimiento de un episodio potencialmente
mortal de difteria, tos
ferina o sarampión.
¿Por qué es necesario que los niños sanos se vacunen?
El objetivo de las vacunas consiste en
ayudar a mantener sanos a los niños sanos. Como la función
de las vacunas consiste en proteger el cuerpo antes del ataque de la
enfermedad, si espera a que su hijo se enferme, será demasiado tarde para que
la vacuna pueda surtir efecto. El mejor momento para vacunar a los niños es
precisamente cuando están sanos.
¿Pueden las vacunas provocar una reacción adversa en mi hijo?
Las reacciones más frecuentes a las vacunas son leves e incluyen las
siguientes:
·
enrojecimiento e hinchazón en el lugar del pinchazo
·
fiebre
·
dolor en el lugar del pinchazo
En casos aislados y poco frecuentes,
las vacunas pueden desencadenar problemas más graves, como convulsiones o reacciones
alérgicas graves. Si su hijo tiene antecedentes de alergias
alimentarias o a medicamentos, o si ha tenido algún problema con una vacuna
anterior, asegúrese de informar al médico antes de ponerle cualquier vacuna.
Cada año, millones de niños se vacunan con total seguridad y muy pocos experimentan
efectos secundarios importantes.
La investigación mejora la seguridad de
las vacunas de forma continua. La Academia Americana de Pediatría (AAP) ahora
recomienda a los médicos utilizar una vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina
(o pertussis) que incluye solo determinadas partes de la célula que provoca la
tos ferina, en vez de la célula muerta entera. Esta vacuna, llamada DTaP, se
asocia incluso a menos efectos secundarios.
¿Las vacunas o el timerosal provocan autismo?
No. Después de muchos estudios no se ha
demostrado que exista un vínculo entre las vacunas y el autismo. Además, en el
innovador informe del año 2004 elaborado por el Instituto de Medicina de EE.
UU. (IOM, por sus siglas en inglés), se concluyó que el timerosal (un compuesto orgánico del mercurio que
se utiliza desde la década de 1930 como conservante en las vacunas) no causa
autismo.
Sin embargo, algunos padres han optado por no vacunar a sus hijos,
exponiéndolos al riesgo de contraer enfermedades de riesgo vital.
La vacuna triple vírica, en particular, ha estado bajo la mira a pesar
de que hay numerosos informes científicos que indican que no existen pruebas
que relacionen esta vacuna con el autismo. De hecho, el médico que publicó un
estudio donde se sugería una posible relación entre el autismo y la triple
vírica se retractó en el año 2004 y perdió su licencia para practicar la
medicina. Incluso antes de que el estudio fuera desacreditado y declarado
fraudulento, fue rechazado por las principales organizaciones de salud, como la
AAP, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y
los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus
siglas en inglés), además de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según el informe del IOM de 2004,
tampoco hay motivos para creer que el timerosal esté relacionado con el
autismo. De todos modos, a fin de reducir la exposición de la población
infantil al mercurio y otros metales pesados, en 1999 se empezó a eliminar el
timerosal de las vacunas infantiles. Ahora, las vacunas para bebés y niños
pequeños no contienen timerosal o bien contienen una cantidad muy reducida de
esta sustancia. Estudios recientes no han detectado ningún problema
cognitivo o de conducta en bebés que puedan haber recibido vacunas con
timerosal.
Entonces, ¿cuál puede ser la explicación del aumento de los índices de
autismo en los últimos años? En primer lugar, ahora se puede aplicar una
definición más amplia de autismo a más niños que presentan síntomas de
diferentes niveles. La mayor conciencia sobre esta enfermedad entre los
profesionales de la salud también ha generado más diagnósticos.
Y, aunque la cantidad de niños diagnosticados con autismo puede estar
aumentando, no ocurre lo mismo con las tasas de vacunación. En Londres, los
diagnósticos de trastornos del espectro autista han ido en aumento desde el año
1979, pero la tasa de vacunación de la triple vírica no ha aumentado desde que
se inició la vacunación generalizada con esta vacuna en el año 1988.
Además, la edad promedio de diagnóstico del autismo es la misma tanto en
los niños que han recibido la vacuna triple vírica como en los que no la han
recibido. Lo que muchos investigadores están detectando es que un niño puede
tener signos sutiles de autismo después del primer año de vida (a veces,
incluso en la primera infancia), pero los padres no notan estos signos hasta
que se vuelven más obvios.
¿No hubo un problema con la vacuna contra el rotavirus?
El rotavirus es una de las
causas más frecuentes de diarrea en los niños pequeños. En 1999, se retiró del
mercado una vacuna contra el rotavirus porque se asoció a un mayor riesgo
de invaginación
intestinal, un tipo de obstrucción intestinal, en los bebés.
En la actualidad, hay dos vacunas diferentes contra el rotavirus
(RotaTeq y Rotarix) y ambas son muy seguras. Algunos estudios sugieren que
estas vacunas se asocian a un riesgo muy bajo de invaginación intestinal,
aunque se trata de un problema excepcional. Se ha demostrado que estas vacunas
permiten prevenir la mayoría de los casos de infección por rotavirus y casi la
totalidad de los casos graves.
La vacuna contra el rotavirus se incluye en el actual calendario de
vacunación regular y se administra por vía oral a los bebés en forma líquida
durante las visitas de vacunación (RotaTeq a los 2, 4 y 6 meses de edad, o
Rotarix a los 2 y 4 meses de edad). El médico de su hijo dispondrá de
información más actualizada al respecto.
¿Las vacunas provocan el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL),
la esclerosis múltiple u otros problemas?
Existen algunas inquietudes, muchas de
las cuales circulan por internet, sobre la posible relación de algunas vacunas
con la esclerosis múltiple, el síndrome de muerte súbita
del lactante (SMSL) y otros problemas. Hasta el momento, ningún estudio ha
encontrado algún vínculo entre las vacunas y estas afecciones. De hecho, la
cantidad de casos de SMSL se ha reducido en más del 50% en los últimos años,
mientras que la cantidad de vacunas administradas anualmente continúa en
aumento.
¿Por qué los niños necesitan vacunas para una enfermedad que se ha
erradicado?
Las enfermedades que son muy poco frecuentes o que han sido
prácticamente erradicadas en EE.UU., como el sarampión y la poliomielitis,
todavía existen en otras partes del mundo. Los médicos siguen vacunando a sus
pacientes contra estas enfermedades porque es fácil entrar en contacto con
ellas a través de los viajes, tanto cuando los estadounidenses viajan al
extranjero como cuando personas de otros países que no están vacunadas llegan a
EE. UU.
En los últimos años, ha habido brotes de sarampión en muchos estados,
aunque en el año 2000 el sarampión se declaró como eliminado en los Estados Unidos.
("Eliminar" significa que la enfermedad no se ha estado trasmitiendo
continuamente durante más de un año, pero no significa que no haya habido
brotes). Los casos eran mayoritariamente de personas que no se habían vacunado.
Otras enfermedades que se pueden prevenir y en las que ha habido brotes
recientemente son la tos ferina (o pertussis) y las paperas.
Solo es seguro suspender la vacunación
contra una enfermedad cuando esa enfermedad se ha erradicado por completo en
todo el mundo, algo que ha ocurrido con la viruela.
¿Cuánto tiempo dura la inmunidad después de recibir una vacuna?
Una cantidad reducida de vacunas, como
las dos vacunas contra el sarampión o la serie de vacunas contra la hepatitis
B, pueden proporcionar inmunidad de por vida. Otras, como la vacuna
antitetánica, duran muchos años, pero se necesitan dosis periódicas de refuerzo
para lograr una protección continua contra la enfermedad.
La vacuna contra la tos ferina
(pertussis) tampoco proporciona inmunidad
de por vida y este puede ser uno de los motivos por los que todavía hay brotes
de esta enfermedad. Aunque la tos ferina no es un problema grave en los niños
mayores ni en los adultos, lo puede ser en los bebés y los niños pequeños. Por
este motivo, los adolescentes y los adultos reciben ahora una dosis de refuerzo
de la vacuna contra la tos ferina junto con las dosis de refuerzo del tétanos y
la difteria (Tdap), una medida importante para controlar esta infección, sobre
todo en las mujeres embarazadas y en otros adultos que puedan estar en contacto
con bebés recién nacidos.
Es importante que lleve un registro de
las vacunas que ha recibido su hijo para que el médico sepa cuándo necesitará
ponerse una dosis de refuerzo. Asimismo, asegúrese de que su hijo se aplique
la vacuna
antigripal todos los años. La vacuna antigripal del año anterior no protege
de la gripe en el año siguiente porque el virus de la gripe cambia
continuamente. La vacuna se actualiza cada año para incluir las cepas más
recientes del virus.
La vacuna antigripal reduce las probabilidades de que una persona
promedio contraiga la gripe hasta en un 80%. No obstante, la vacuna antigripal
no previene contra las infecciones causadas por todos los virus que pueden
causar síntomas gripales; por eso, vacunarse no garantiza que la persona no
enferme durante la temporada de la gripe. Aun así, si una persona que recibió
la vacuna se contagia la gripe, suele presentar pocos síntomas y estos son
leves.
¿Cómo se estudian y mejoran las vacunas?
El Centro de Evaluación e Investigación Biológica (CBER, por sus siglas
en inglés) de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus
siglas en inglés) es la agencia gubernamental encargada de la regulación de las
vacunas en EE. UU. Junto con los CDC y los NIH, investiga y controla
constantemente la seguridad y la eficacia de las vacunas.
Solo se autoriza la comercialización de vacunas de nueva creación tras
minuciosos estudios de laboratorio y ensayos clínicos, y los controles de
seguridad continúan incluso después de la aprobación de las vacunas. Las
mejoras continúan (por ejemplo, las vacunas contra la DTPa y la poliomielitis
han sido mejoradas) para reducir aún más los posibles efectos secundarios y
para garantizar los más altos estándares de seguridad posibles.
¿Dónde puedo conseguir vacunas asequibles para mi hijo?
Las vacunas son una de las mejores
herramientas con las que contamos para mantener sanos a los niños. Pero
funcionan mejor cuando todos las reciben. Ahora, las vacunas deben estar
cubiertas por los planes
de los seguros médicos sin ningún gasto adicional para
el paciente. Algunos planes de salud solo cubren las vacunas cuando las
administra el médico del paciente o si se aplican en centros médicos
específicos. Por lo tanto, debe consultar antes con su aseguradora. Puede
adquirir vacunas asequibles o gratuitas en muchos centros de salud y clínicas
de carácter público de su localidad; además, las campañas de vacunación
infantil suelen organizar días de vacunación gratuita.
El programa de EE. UU. llamado “Vacunas
para los Niños” (Vaccines
for Children) cubre las vacunas de rutina hasta los 18 años de edad para familias
con escasos recursos que se puedan beneficiar del programa Medicaid, así como
para los indios americanos y los nativos de Alaska que carezcan de seguro
médico. El gobierno suministra las vacunas y estas se administran en un
consultorio. Sin embargo, la visita del médico propiamente dicha no está cubierta (a menos que el niño disponga de
seguro médico, incluyendo el programa Medicaid). Es posible que algunas
clínicas públicas cubran tanto la visita como las vacunas.
¿Dónde puedo obtener más información sobre las vacunas?
Lea este
artículo para obtener información más detallada sobre cada vacuna
recomendada. También puede visitar el sitio web del Programa Nacional de
Vacunación de los CDC para obtener más información
sobre las vacunas.
Hable con el médico de su hijo sobre las vacunas que el niño necesita.
Si trabajan juntos, puede ayudar a su familia a mantenerse sana.
Revisado por: Elana Pearl Ben-Joseph, MD
Fecha de revisión: agosto de 2022
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